



En este trabajo quisiera reflexionar sobre algo que nos interesa a todos, absolutamente a todos…bien porque o lo hemos pasado, o lo estamos sufriendo o tenemos recuerdos afortunadamente lejanos, pero lo que está claro es que como padres o nos ha tocado o nos tocará alguna crisis adolescente… Nosotros como adultos la hemos ya pasado, algunos hace mucho, pero ¿la recordamos todavía? ¿O se nos ha olvidado totalmente, hasta el punto de no comprender que pasa con nuestros hijos adolescentes? ¿Creemos realmente que son totalmente diferentes a los adolescentes que fuimos nosotros, no nos damos cuenta de que pueden sentir igual, y que sólo han cambiado las circunstancias?
Empezaré leyendo una carta de una madre que creo es muy significativa, estoy segura de que muchos de ustedes se van a sentir muy identificados. Dice así:
“Empiezo a pensar que esto no tiene solución, La conducta de mi hijo es incomprensible. Y lo triste es que siempre ha sido un niño feliz, pero ahora… Todo esto me hace sentirme muy mal, pienso que no he sabido educar bien a mi hijo, y ya no sé que hacer, lo he probado todo y creo que no tiene solución. Nos sentimos fracasados como padres y esto nos causan tristeza y desesperación, Nuestros hijos han sido siempre los más importante, nuestra vida ha girado siempre en torno a ellos, les hemos dado de todo, hemos intentado hablar, pero es imposible, nos sentimos incapaces de comprenderlo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario