2020 y la Vida que debe madurar sin perder la inocencia del amor

2020 y la Vida que debe madurar sin perder la inocencia del amor
Que este año lleguemos sanos y salvos al año que viene

sábado, 12 de febrero de 2011

Que loco, el día de los enamorados se convirtio en un delirio fashion





Lo bueno de un soneto es que se acaba de escribir en un punto, nunca sé cuándo termino de decir mis cosas, cuánto navego con la barca del otro, hacía qué puerto, con qué vientos en sentidos contrarios encontrarme y hundirme o proseguir, o ir declinando con pausas y gemidos.

Pero de pronto en esa nave se me cruza la sombra del amor. No, no es nada más que eso, pero es grave.
La sombra de los amores diurnos de la juventud no es nada; lo que es grave es la sombra del amor muy maduro (Ciclo vital humano).

Cuerpos desnudos
¿Cuerpos desnudos de sesenta años?

Claro que sí: un fósforo revela la belleza que sólo puede tener la ternura, aunque los dos amantes nos convertimos en espías, uno del otro.

Y con extremidades algo fláccidas realizamos algunos de los gestos del amor: nos mecemos, nos retenemos, nos expulsamos de nosotros mismos. Y hasta damos a luz cada astro aunque enseguida lo exhalemos.


La caída es interminable en un pantano de flores y murciélagos, pero despertaremos con flores en los cabellos si la caída no es fatal.

Tenemos los huesos rotos de tanto amarnos, no rotos por violencia sino por fragilidad. Porque jugamos a hacer polvo los monumentos y mandatos, y hasta a hacer polvo el polvo, la muerte no nos sonríe; nos odia.

Vamos atados de los pies, enamorados locamente del instante que habita entre el tiempo y el cielo. No recordamos que haya existido nada antes; sabemos que no habrá algo distinto después.



































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