Dos fósforos flotantes en una niebla como hielo de gruesa -pero dos fósforos porque nosotros sí nos veíamos levemente uno al otro, nada más que por eso- parecíamos en aquellos días previos a nuestra separación -separación que luego fue un engaño, o un milagro que se volvió a formar.
Nosotros buscábamos trabajo desde hacía un año, y la falta de dinero hacía que las cosas, los obje
tos comunes, cotidianos, semejaran, porque se habían degradado por el bajo costo, un decorado.
Y así, con esos objetos de utilería, la realidad también podía ser un teatro donde se representara una comedia algo triste -como la que voy a narrar -, donde en compensación quizá fuera más tenue el horror, ya que no era tan real; lo que sucedía´ -lo pequeño y lo mezquino- les sucedía apenas a dos sombras detrás del biombo, dos que apenas si tenían hambre, sed y ganas de vivir.
sábado, 21 de abril de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario