
Estoy contentisima ya que obtuvimos las fotografias de Salvatore Ferragamo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Hoy me levante a la 5 y 30 am, fui al baño, me bañe, me tomó tiempo pero pude secarme, peinarme, maquillarme y vestirme, despues tome un desayuno de 15 minutos- lo preparé en 14´pero lo tome en 1 minuto (té con leche con un tostado de jamón y queso con huevo frito) luego agarre las llaves del auto, de casa y las de la oficina y me puse en marcha con mi bolso motorcycle amarillo de Balenciaga. Hoy me vesti como Kristen Stewart: bien tranqui.

Miro por la ventana. El día es azul, lleno de claridad, un translúcido cielo de verano. Acabo de llegar de vacaciones; todavía no desarmé mi maleta viajera de Louis Vuitton . Traigo piedras, hojas raras y unas rosas de metal -dos servilleteros- que me regalaron unos artesanos sabios. Todo está en calma.

Me digo que todo está en calma, y que ese estado lo traigo de mis dichosas vacaciones: traigo el laguito, todos los matices del verde de los que les hablé, el olor del aire perfumado con yuyos.

También escalo en un ensueño, otra vez, las sierras por las que anduve.

Todo está muy tranquilo, muy quieto, me repito mirando un poco más por la ventana.
Ahora tengo que ir a la editorial a entregar las correcciones que terminé en mi Porsche negro, de vuelta, si de vuelta...
De pronto me pregunto por qué necesito repetirme tan seguido cualquier sinónimo de la palabra calma.
Y está allí, casi visible, concreto como la hora de la siesta. Escribo un poema así:
La medianoche no es la hora
más hechizada. Hay otra
cuando empieza la tarde
en que el sol se embalsama
y quema en su quietud
los bordes de las cosas
y algo desaparece
en la blancura ciega de los rayos,
cuando hay un silencio grande e
inexplicable dentro de los ruidos
y camino dentro de mí misma
con pasos apacibles.
Porque se que estaras delente de mi,
solo me toca perseguirte de nuevo....-.-



























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