San Juan de la Cruz asentiría con lo que digo, agregaría que es un círculo pequeño, una gragea de Dios, mi ser. También diría que en realidad no es que yo sea feliz desentrañándome, conociéndome, sino que soy menos feliz para ser feliz en las tinieblas.
Y Freud aseguraría que conociéndome a mí misma llegaría a ser lo más dichosa que se puede en un mundo sin dicha.
Aunque…
Tener conciencia de uno mismo es tenerla del instante presente, pero a veces el presente no está.
En general miramos el pasado o somos flechas disparadas hacia el futuro.

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