2020 y la Vida que debe madurar sin perder la inocencia del amor

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Que este año lleguemos sanos y salvos al año que viene

viernes, 20 de mayo de 2011

La última nominación a la verguenza

Siempre me pregunté -además de los que todos se preguntaron desde el siglo XVI, es decir, ¿qué esconde la sonrisa de La Gioconda?-

qué quedaba detrás de ese cuadro cuando estaba pintándolo Leonardo Da Vinci.

Más claramente, no en el cuadro, sino atrás, pero sí pasando por la puerta de su sonrisa.

Y mi respuesta, porque todos tenemos una respuesta especial para cada una de nuestras preguntas más “originales”- era que había una construcción de abismos y retablos con fuego. En esa construcción, estaban parados Leonardo y su amante (De amor y de sombra).

Leonardo y su amante, que era su amado transparentemente, se abrazaban por fin sin pecar, sin violar esa envoltura tan fina -y esplendorosa-

que se bifurca en lagos en dos lugares de la carne. Allí me parecía que detrás de las vírgenes y de los mantos, de la escenografía renacentista, mientras

entre los mantos un pliegue dibujaba el buitre de la infancia de Leonardo -el buitre que “descubrió” Freu- ellos se abrazaban y se besaban, y también atrás de toda sonrisa, en la profunda realidad.

Es anecdótico para mí que algunos científicos estén tratando de ubicar el paradero de quien fue la modelo del cuadro, de la joven, Gioconda.

Lo que importa está mucho más lejos, detrás del cuadro pero también del tiempo, Leonardo es libre y está seguro.

Otro cuadro que me hizo pensar en esos rostros: La bordadora

La bordadora, de Vermeer, me hizo soñar con las heroicas mujeres que con todas las ganas de luchar, se encerraban a tejer mañanitas, a bordar manteles, a hacer los ruedos de las calzas.

Porque el heroísmo era tal: era dar la vida por una vida para sus hombres. Increíblemente, mártirmente.

Y no sólo en la Edad Media, a veces las historias bordearon el siglo XX; tal vez el XXI.

Pero la maravillosa serenidad del rostro de esas mujeres es la que Vermeer capturó; creo que he leído alguna vez una descripción que hace Virginia Woolf de una mujer que está cosiendo, y se parece al cuadro del holandé.

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