2020 y la Vida que debe madurar sin perder la inocencia del amor

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Que este año lleguemos sanos y salvos al año que viene

jueves, 12 de agosto de 2010

EN LA CIUDAD DE LA MODA

En la ciudad donde nací, ahora lejana y diluida, hay un edificio sombrío, que sin embargo recibe todos los rayos del sol. Está en el Parque, rodeado de árboles. Se llama El Buen Pastor. Es una cárcel de mujeres.

Yo pasaba cuando era niña por allí, muchas veces.En las ventanas había óvalos que eran caras de mujeres.

Yo quería hablar con esos óvalos, no podía verles las facciones, adivinaba historias trágicas.

En especial había una ventana por la que se asomaba una sola mujer, siempre.

Un día ella arrojó un cuaderno, como si fuera una botella al mar.

Y yo lo recogí y lo tengo, es algo increíble.
La página que más me llama la atención está escrita con excesivo cuidado, como si la que lo escribió cuidara su prosa, aunque hay errores de ortografía y sintaxis que traté de corregir.

 
Nunca supe de verdad quién era la escritora más que un óvalo y una mano que arroja un cuaderno que ahora está amarillo, que casi es una reliquia mía.

Copio la página

El patio es gris, gris es el patio; todos los hombres matan lo que aman. Pero yo no soy hombre, soy mujer. No seas bestia, Clara.

Él se refería a la humanidad. Todos los hombres, con un palo o un suspiro. No sé, no era así. No seas bruta, Clara.

Bruta es una palabra vulgar. Es como “amo tu cosita” escrito con caca en el baño. Allí está escrito. También hay gotas de sangre en la pared. Rodean con sangre la obra.

Clara, estrellita del cielo, ¿por qué no estás de día, cuando nos traen a todas al patio?


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