2020 y la Vida que debe madurar sin perder la inocencia del amor

2020 y la Vida que debe madurar sin perder la inocencia del amor
Que este año lleguemos sanos y salvos al año que viene

martes, 31 de agosto de 2010

Lo nuevo

Desfile de Etro
Colores cálidos, elegancia étnica

Una curiosa combinación de los cortes de los años 20 con el estilo de los 70, que resulta sorprendente y elegante. La propuesta de Etro para la temporada Otoño/Invierno 2010/11 es a tener en cuenta.
Pantalones con pinzas y altos a la cintura, blusas de seda con estampados discotequeros y vestidos a los locos años veinte. 

Trajes ajustados pero también holgados, para que podamos elegir. Un look de contrastes que transmite elegancia y sofisticación por un lado y comodidad campechana, por el otro. Una sencillez combinada con estampados fantasiosos y coloridos. 
En definitiva, una de las mejores colecciones que hemos visto en lo que llevamos de pasarelas para el año que viene que, curiosamente y para seguir con los contrastes, ha pasado bastante desapercibida.De momento. A continuación, les cuelgo más fotografías porque me ha sido realmente dificil escoger sólo cuatro.Tras una época de verano en la que nos vemos prácticamente obligados a vestir de determinada manera porque se nos concentran prácticamente todas las ocasiones especiales del año en un par de semanas, toca guardar en el armario, hasta próximo aviso, las lentejuelas y los brillos, y volver a la informalidad de los jeans y de los looks casuales para salir de noche. 

¿Qué me decís de emular a dos hermosuras como Jessica Biel y ?
Ésta última parecía que iba a dar más juego y apenas se deja ver por actos públicos. Una pena porque promete mucho. 

Y pertenece a esa especie de chicas que puede apostar sin preocuparse por estilismos de lo más desenfadados, no peinarse, y estar igualmente estupenda. 
Así que recupera tus tejanos y tus pitillos de látex o de cuero, apuesta por sencillas camisetas y disfruta de la noche como ellas.

Las emociones, en este momento especial de mi vida, tal vez me hagan hablar demasiado de mis propias circunstancias, pero hay una circunstancia que, pienso, interesa a casi todos lo lectores, y más aún a las lectoras.
Cuando tenemos nuestro primer hijo -en mi caso fue Ignacio- dejamos de ser tan absolutamente “hijos” nosotros mismos, y nos convertimos con cierta exclusividad en padres, o madres, claro.
Cuando, en fin, “damos a luz” a nuestro primer nieto -en mi caso fue Antonia, hija de Ignacio- modificamos otra vez nuestro “puesto” en la vida: somos abuelos -o abuelas.
Voy en camino de ser abuela otra vez, ahora por parte de mi hija, Mane. Mane tendrá una hija que se llamará Lola. Es una gloria ver una foto de Mane sentada en la cocina de su casa, unida a un enorme bombo -o caja infinita de juguetes y bombones- que contiene a Lola.

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