2020 y la Vida que debe madurar sin perder la inocencia del amor

2020 y la Vida que debe madurar sin perder la inocencia del amor
Que este año lleguemos sanos y salvos al año que viene

martes, 10 de diciembre de 2013

EL título

No sé que encadenamiento de sucesos, qué magos que manejan hilos oscuros, hace que en este momento en Argentina cada día haya un crimen espantoso, pero también extraño, lleno de misterio, lo que me lleva a leer esas noticias.

Al lado del televisor

Cuando yo era muy joven descubrí un cuento de Katherine Mansfield que trataba -¿lo recuerdo bien?- del caso de alguien juzgado por el envenenamiento de su mujer, seguido por los diarios ingleses, que había despertado la pasión del público lector.

Es un gran personaje

En el cuento uno de los personajes servía elegantemente el té bajo una glorieta, mientras leía el periódico que narraba el juicio, y hacía algunos comentarios agudos, pero no más allá del dulce de naranja y las tostadas.

Foro de vistas

Sin embargo, pronto empezó a discurrir sobre el tema yendo un poco más lejos, se dejó llevar y tal vez expresó algunas incoherencias.

Susana si puede

Estoy segura de que ese personaje, esa mujer, era la misma autora, Katherine Mandfield, que le decía inolvidablemente a su pareja -el crítico Middleton Murry- en el atardecer de aquel cuento, palabras inolvidables.

En el suelo sin poder respirar

No tengo a mano el cuento, sólo recuerdo sin precisión algunas frases. Ella sentía que aunque todas las pruebas estuvieran en contra de aquel marido, no se debía anticipar un veredicto como si se tratara de un juego de azar; que uno debía tomar la realidad lo más en serio posible y sin apuestas.

me gusta Sentirla toda

Pero la mujer que había servido el té bajo una glorieta decía además que no ignoraba quiénes eran los verdaderos asesinos: todos aquellos, miles, que seguían apasionadamente las instancias del juicio.

Con el Cuerpo Marcado

Con lo que concuerdo plenamente, ¡oh bella Katherine!, pero agrego que son esos miles, y vos misma, y yo.

Trauma en Puerta

Ahora quiero aventar esos males con antiguos poemas de amor. 
Fumo en penumbras, no soy nadie, no aspiro a nada, la brasa del cigarrillo es el ojo de algo que me mira desde mí misma con mirada crítica, diciéndome que quien fuma en penumbras no es nada, ni ojo, ni fuego, ni mirar.

Me aplasta

Llena de miedo, me siento frente al cuaderno para escribirles a ustedes alguna cosa que nos distraiga del horror. 

Pienso en mis primeros amores poéticos, Bécquer y Neruda. Sé que nada puede alentar desde esta página, sólo el recuerdo del amor.

Yo tengo Flagelo

Mi modelo preferido

Me cago en todas las tradiciones

Despierta, anoche, toda la noche me acechaba el viento. 

Sus susurros asustan más que sus rugidos, vienen de las sierras, son voces de viejos niños que están en mi sangre y en el viento y entre las.

 montañas

lunes, 9 de diciembre de 2013

Me chupa un dolar

Abro mucho los ojos para que el esfuerzo de mantenerlos abiertos me provoque sueño. 

Cierro los ojos y me canto, y nada.



Con sorna

El sueño es una nube que se aleja, cada vez estoy más despierta.
Bebo un sorbo de agua y, de golpe, como si hubiera bebido un demonio o un hada, como si tuviera puesto un camisón muy largo, muy blanco, muy cerrado y quizás hasta un gorro; es decir, como si fuera una mujer de hace mucho tiempo embalsamada en una alcoba, escucho voces, veo imágenes, reconozco perfumes y sabores (El bosque. La imaginación y el miedo). Salgo de la alcoba, voy hacia las imágenes.

Conectate

Estoy en un palacio muy antiguo, pero no sueño, no estoy dormida; veo, aunque tal vez yo misma sea invisible.

Otro encuentro odioso

Voy escuchando por los corredores: es un día -o una noche- de fiesta en el Palacio. Me alegro porque es de fiesta y no de muerte y sigo caminando, cruzando habitaciones, atando cabos sobre de qué se trata. Nadie me mira ni se sorprende, ahora estoy segura de que soy invisible para ellos y eso me pone bien, me da poder.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Tréboles

Perdonar es pecado

El abogado

gente mala

Pruebas más que suficientes

blanqueame essssta

;M;E;L;O; T;R;A;J;E; A; D;I;O;R....

Ese es el avion de lazaro

lombardo

En que trabajabas?

Primicia

Estas por salir

Yo me sentí usado

Estoy presionado

Presenta tus pruebas

Tan obvio

Cretina

Complot

La organización

Su ascenso

Laburo en serio

Esta santa que enhebra hilos blancos para coser un vestidito de fiesta, es ella. Entre sus dedos pasaron los días, comiéndose entre sí. Sus dedos escribieron también cantos de amor, de muerte, de frío. 

Ella estuvo en todas partes, fue un puñado de piedras arrojadas pero además una enorme roca plantada en el desierto. Ahí llegaron los visitantes amorosos. Se pregunta otra vez qué es el amor. No quiere ser moralista ni sabia ni decir ingenuamente que el amor es este vestidito que está cosiendo para su nieta. 

No son los pelos blancos los que le impiden la falsedad, ni ninguna costumbre de no mentir. Es como si naciera recién que quiere saber qué es el amor para llevárselo a la tierra de la noche, o de la nada, cuando muera. Y escribe entonces un largo un inútil tratado para estudiar lo que fue el amor en ella, más allá de su vida amorosa. Antes reflexiona de dónde viene, quién es, ella misma quién es. Extraño no saberlo con certeza. 

Si todo tiene que estar en orden ha pensado muchas veces que si Van Gogh vestido con su traje de viejo de la bolsa, el que solía usar a menudo, llamara a su puerta, no le abriría. Y es porque nació en un prolijo y simétrico pueblo donde los pecados son motas de polvo y la virtud tan solo significa que cada uno ocupe su lugar. Y los hogares son pequeños paraísos organizados y las calles forman manzanas perfectamente cuadradas de cien por cien.

Núnca más

Dice Montaigne en uno de sus muchos ensayos y entre otras muchas cosas quizá más eternas, que “me acontece frecuentemente en las conversaciones alicaídas y deshilvanadas, de pura fórmula, emitir y responder ensueños y torpezas ridículos e indignos de una criatura, o bien mantenerme silencioso con obstinación verdadera, inhábil e incivilmente. 

Mi manera natural de ser es soñadora y contribuye a que dentro de mí mismo me recoja, caracterizándome además una ignorancia absoluta y pueril de algunas cosas de las más comunes”.

Frecuencia dolorosa

Es decir que Montaigne, el gran Montaigne, me da el pie para que hoy no diga nada sino, sencillamente, los ametralle con poesía. Los ametrallo con poesía y mía, que es más duro de sobrellevar, porque, finalmente, ¿Quién no vive hechizado?.

Penalista con canje

Están los objetos que se transforman en pura alegría, como figuras hechas sólo de contornos eléctricos guardadas en la mente para una operación alquímica; está lo que no es siquiera objeto inmaterial sino materia de ángeles, como despedidas en que la tristeza fue tan espléndida que perduró, esa tristeza cercana de la dicha cuando es serena y alta.

La viya del sur

Quien dice adiós con sonidos de seda dice más bien un canto sin olvido ni tregua, dice un recordar para siempre, memoria a la altura de instrumento noble, memoria de la música. 

Entre los muertos no hay hechizos sagrados. La magia resplandece viviente en las operaciones de los magos que despiertan cada mañana a los pájaros de la luz y a las rosas de inventar amor, locura, pasión y ritos extremados, la poción de vino vuelto azul, el veneno de la ilusión de amar, veneno de serpientes del estío. 

Grandes letras eses recostadas en el corazón del sol.

Lo matan

El hechizo se compone de ardor y resplandores, de roces que consiguen una brasa; la muerte está vacía. 

Las letras que componen la familia de palabras de la muerte: morir, muertos y otras, tienen un peso inútil. Lo que vive es lo que cuenta, aun atravesado, destruyéndose; lo que huye, lo que es de nube, vive. Por eso la serpiente que repta sobre un alma parte sus colores en los colores de la sombra o la pena pero inscribe el dolor en esa vida.